Todo cuerpo de agua situado por debajo de la superficie del suelo es considerado como agua subterránea, sin embargo el agua subterránea puede conocerse de distintas formas según como sea clasificada.
Existen aguas al interior de cuerpos rocosos o un depósito no consolidado; estos se denominan Acuíferos; los cuales producen una gran cantidad de agua apta para el consumo humano.
La profundidad a la que los espacios de los poros del suelo o las fracturas y los vacíos en la roca a ser completamente saturados de agua se llama Capa freática.
El agua subterránea se recarga constantemente del agua de lluvia que la alimenta a través de la misma porosidad de la superficie terrestre, y en ocasiones el agua subterránea puede fluir hacia superficie desembocando en ríos, arroyos y océanos.
Durante muchos años los acuíferos no fueron empleados por la humanidad que desconocía su existencia, sin embargo en los últimos tiempos el hombre ha pretendido usarlos como fuente de agua para su uso, lo que ha degenerado en una sobre explotación que afecta el equilibrio ecológico del planeta.
La gran diferencia es que los acuíferos no están a la vista. El otro gran problema es que los organismos de gestión del agua potable de la ONU prácticamente no hacen nada. Este problema, aunque entiende por siglos, se ha mantenido, en parte por inercia y en parte por la rivalidad y la falta de comunicación de los gobiernos. Lo que pone en gran riesgo las aguas subterráneas, y lo que de ellas dependen.