Culiacán, Sin a 21 de Julio de 2015.- El cuerpo del ser humano está compuesto en un 70% por agua, la cual es consumida por los órganos para poder mantenerse en funcionamiento mientras tenemos vida, razón por la cual es necesario ingerir constantemente agua a nuestro cuerpo, de tal forma que podamos reemplazar el agua que perdemos por nuestras actividades diarias.
La publicidad de los comerciales de salud sugieren tomar entre 6 y 8 vasos de agua al día, un equivalente de cerca de 2 litros; sin embargo en la presente entrega te explicaremos más a profundidad cuál es la cantidad de agua que en realidad debe consumir un ser humano para mantenerse funcionando sanamente.
La realidad es que la cantidad de agua necesaria para este fin varía esencialmente en función de la edad, el sexo y la actividad física a la que se somete un cuerpo.
Por ejemplo, según los datos proporcionados durante el III congreso Nacional de Hidratación, los niños de entre 9 y 13 años deben consumir unos 2,1 litros diarios, mientras que las niñas deben tomar un poco menos, algo así como 1,9 litros.
En el caso de los adultos la cantidad también varía ya que mientras las mujeres deben tomar alrededor de 2 litros diarios, los hombres esta requieren hasta 2 litros y medio.
Eso sí, en caso de que la mujer esté embarazada o en periodo de lactancia deben consumir 0,3 litros y 0,7 litros más respectivamente.
Ahora, hay que aclarar que estas cantidades no se refieren únicamente al agua que se ingiere en su estado líquido y puro, sino que también se incluye el agua que se ingiere por medio de los alimentos, por lo que se recomienda que de las cantidades expuestas aquí arriba, entre un 75 y un 80% del agua que se ingiera provenga de bebidas, mientras que entre un 20 y un 25% sea de alimentos.
Si nos aseguramos de ingerir suficiente agua podemos evitar la deshidratación, la cual aún y cuando es una condición física que pudiéramos identificar como propia de la estación veraniega, es más común de lo que se piensa también en invierno, ya que en esta estación las bajas temperaturas crean una falsa sensación en el cuerpo por lo que la gente piensa que no necesita ingerir agua.